40 años después
Un 30 de octubre de hace 40 años los argentinos votábamos, después de 7 años, volvíamos a votar, volvíamos a elegir presidente, volvíamos a expresar nuestra voluntad.
La vida en democracia volvía a ser una realidad, y en ese marco todo parecía posible. 40 años después, y conservando aún ese ejercicio imprescindible de participación, se nos presenta la oportunidad de pensar si en estos 40 años valoramos y honramos esta posibilidad. La oportunidad de pensar si cada uno de nosotros supimos enriquecer esta democracia desde el lugar que ocupamos en aquel 1983, en los 2000, hoy.
Es momento de sumar porque la democracia requiere una cuota enorme de compromiso, de diálogo, de atención al otro, de respeto, de solidaridad por parte de todos.
La democracia es un bien perfectible, se construye en el quehacer cotidiano, se aprende con cada gesto, con cada tarea realizada.
La democracia nos plantea el desafío permanente de cuidarla, de mejorarla, de ejercerla con responsabilidad, una responsabilidad que se renueva cada día. Este 40 aniversario es una nueva oportunidad de, no sólo reflexionar sobre todo lo que conlleva la vida en democracia, sino también para detener la marcha, mirar alrededor y preguntarnos si somos conscientes de esta enorme tarea colectiva de vivir en democracia, preguntarnos si somos protagonistas y hacedores de esta realidad.
Y si la respuesta no es un si rotundo y claro, será este aniversario número 40 la portunidad para cambiar, para empezar, para creer y para construir un presente que deje como legado muchos años más de democracia, de libertad, de participación “para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”.